miércoles, 9 de abril de 2014

ELECCIONES DE CONGRESO Y DESTITUCIÓN DEL ALCALDE GUSTAVO PETRO

ELECCIONES DE CONGRESO Y DESTITUCIÓN DEL ALCALDE GUSTAVO PETRO: por Willian Castilla COLOMBIA SE DEBATE ENTRE UNA CLASE GOBERNANTE MAFIOSA EN LO POLÍTICO, Y NEOLIBERAL A ULTRANZA EN LO ECONÓMICO. Colombia, nación andina que se consolida como el laboratorio militar de Washington y como plataforma neoliberal para aprovechamiento del capital especulativo transnacional, ha terminado por constituirse luego de tres décadas de implementación de políticas de libre mercado y privatización del Estado, en una democracia de fachada, en el que los sectores dominantes de un corrupto y mafioso establecimiento recurren a cualquier artificio o violan en forma flagrante la ley para mantenerse a como dé lugar en el poder. Ello se pudo constatar el pasado mes de marzo primero en las elecciones para renovar el Congreso de la República cuya campaña estuvo llena de hechos ilícitos y actos corruptos para lograr comprar votos con dineros públicos vía contratación y reparto de dinero prodigados en forma abundante por el gobierno de Juan Manuel Santos para asegurar la reelección de su bancada parlamentaria y al mismo tiempo garantizar la suya en los comicios del mes de mayo próximo. En segundo término, el régimen de derecha logró concretar el golpe de Estado atípico contra el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro Urrego, a quien desde antes de su posesión el 1 de enero de 2012, le montaron toda una campaña de desprestigio para horadarlo y buscar su caída. Gustavo Petro Urrego La ultraderecha colombiana nucleada en los sectores que representan el cuestionado expresidente Álvaro Uribe Vélez, el actual primer mandatario Juan Manuel Santos y el procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez, un fanático católico que posa de Savonarola, cada uno por su lado, contribuyeron a asestarle a Petro un duro golpe al sacarlo de la Alcaldía de la capital colombiana con triquiñuelas jurídicas y argumentos deleznables, no obstante la indignación y los sentimientos de rabia e impotencia de amplios sectores ciudadanos. De esta manera, el establecimiento colombiano busca solidificarse en el poder a costa de ilegalidad y alianzas con sectores mafiosos vinculados con el narcotráfico y el paramilitarismo. De acuerdo con las investigaciones más conservadoras realizadas en las últimas semanas, no menos del 40% de la representación al Congreso de la República elegida el pasado 9 de marzo, tiene estrechos vínculos con el narcoparamilitarismo, cuyos voceros hoy con credencial ya sea de senadores o representantes a la Cámara, o bien respaldan la reelección del neoliberal Juan Manuel Santos, o son corifeos del proyecto ultraderechista de Uribe Vélez. Frente a esta realidad, Colombia se debate entre una clase gobernante mafiosa en lo político, y neoliberal a ultranza en lo económico, lo que facilita aún más el dominio a sus anchas de Washington en este país. Mientras tanto, la crisis y el descontento social, así como la carencia de derechos fundamentales como salud, educación, vivienda, trabajo, cultura, siguen en aumento, sin que se pueda vislumbrar una luz al final del túnel. ILEGITIMIDAD DE LAS ELECCIONES En Colombia, la composición cada cuatro años del Congreso de la República es ilegítima para los intereses del pueblo,pero legítimos para los intereses del régimen. El clientelismo (uso de las partidas presupuestales de destinación específica,los cargos públicos,los contratos de prestación de servicios y en general los bienes y servicios públicos, en beneficio de los candidatos),la corrupción,el fraude, las estructuras e instrumentos del paramilitarismo,la manipulación de los electores por los medios masivos de comunicación y la abstención,entre otros,son los métodos de integración del Congreso que necesita y permite el actual régimen político del país. Es esta la matriz electoral que ha permitido montar en los últimos 30 años el modelo de la globalización neoliberal. Métodos ante los cuales los sectores consecuentes de la oposición democrática al régimen no tienen capacidad competitiva. Estas prácticas electorales se realizan durante los cuatro años anteriores a las respectivas elecciones y comprometen en el plano nacional y territorial a los aspirantes y sus maquinarias, a los partidos, al ejecutivo, al legislativo, a la rama judicial y a los diferentes órganos de control. Solo en momentos agudos de las crisis políticas, proyectos alternativos pueden debilitar el efecto de esas prácticas y cambiar el rumbo electoral de los ciudadanos. En este marco electoral y en relación con las pasadas elecciones del 9 de marzo hay que destacar que no hubo cambios significativos en la composición y las relaciones de fuerza de la política colombiana. El gobierno conserva sus mayorías en el Congreso con los resultados de los partidos de la U, Liberal y Cambio Radical y con el efecto que tendrá la nueva"mermelada" (término puesto en boga en Colombia para significar eufemísticamente la corrupción desde el gobierno para comprar votos vía la utilización de la contratación y de los recursos del Estado) frente a la mayoría de los parlamentarios conservadores y este será el camino para buscar la reelección de Juan Manuel Santos. El "Centro Democrático" del cuestionado expresidente Álvaro Uribe Vélez logró 19 senadores y 13 representantes a la Cámara, con lo cual no puede afirmarse, como algunos lo creen, que haya ganado en estas elecciones, pues si bien no tenía una bancada en representación de su nuevo movimiento de ultraderecha, acomodó en él a sus ideólogos y a los parlamentarios que desde años atrás eran afines a sus tesis, con lo cual avanzó en perfilar en lo ideológico su proyecto y en consolidarlo política y orgánicamente, como herramienta para su protagonismo político. La convocatoriade Uribe se redujo a 2 millones de votos. Para satisfacción del país, este resultado electoral del "Centro Democrático" frustró su pretensión de desmontar las conversaciones de paz que se adelantan en La Habana. La izquierda y el centro izquierda, en su dispersión, resultaron debilitados en estas elecciones, pero hay que destacar que importantes figuras ligadas a las dinámicas sociales forman parte de los elegidos y elegidas al Congreso. Este mapa político se aclara más si tenemos en cuenta que la relación de fuerzas en el Congreso favorece a la derecha clientelista comprometida con la reelección de Santos. Desde el punto de vista de la izquierda resulta imperativo construir un proyecto político,un sujeto político colectivo,que gane capacidad de convocatoria entre los trabajadores,el pueblo y las capas medias de la población,para movilizar el país,unificar políticamente sus luchas reivindicativas,presionar una constituyente para una profunda reforma política democrática y avanzar en la búsqueda del poder para construir una sociedad soberana,democrática y con justicia social. Sin proyecto político sólidamente afianzado en la sociedad no es posible cambiar las estructuras antidemocráticas del modelo económico y social en Colombia. Sin un sólido proyecto político democrático,el Congreso de la República seguirá siendo el reflejo de los intereses y relaciones de fuerza de las facciones de las derechas internas y externas que controlan el poder al servicio del gran capital y de sus políticas neoliberales. Es bueno tener candidaturas y congresistas honestos y comprometidos con la causa popular, pero,no basta con tener candidatos y congresistassueltos o refundidos en un mar de ismos o de intereses electorales y personales.Se requiere prioritariamente el proyecto político para el cambio democrático. La paz, la movilización social, la internacionalización de las luchas democráticas y la defensa de los derechos democráticos de los habitantes de Bogotá, siguen siendo referentes centrales de la acción política de la izquierda y la democracia en Colombia. Construir en esta etapa un Frente Amplio por la Paz y la Democracia, para avanzar en estos propósitos, es la tarea estratégica que debe comprometer la voluntad de las distintas corrientes y expresiones políticas y sociales que se reclaman de la democracia,a la opinión democrática del país y a la intelectualidad comprometida. No avanzar decididamente en este compromiso de unidad de los sectores democráticos y de izquierda le facilita objetivamente a las derechas mantener el liderazgo y el protagonismo político sobre la población y en particular, le deja espacio a la ultraderecha para avanzar en su pretensión de consolidarse como alternativa política al actual gobierno. Es además pertinente señalar que la crítica por ilegitimidad del nuevo Congreso,es válida y produce como efecto objetivo el debilitamiento del presidente Santos.Eso está bien,en la medida en que se trata de un gobierno antidemocrático,al servicio del gran capital.Pero debe quedar claro que hay una diferencia de fondo,no conciliable, entre la crítica y la acción desestabilizadora de la ultraderecha y la crítica y la acción de la izquierda. La crítica del denominado "Centro Democrático" de Uribe Vélez apunta a su estrategia de montar un régimen de extrema derecha,que ya vivió el país en los 8 años de su cuestionado gobierno y que pretende estimular la guerra, obstaculizar la paz y desvertebrar la izquierda y la democracia en el plano interno e internacional. La crítica desde la izquierda, al Congreso y al gobierno apunta a buscar un régimen de soberanía,democracia y justicia social. Bogotá, abril de 2014.

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