Colombia ha pasado por momentos
difíciles durante muchas décadas provocados en su parte por la Política. El
bipartidismo engendro en la mayoría de colombianos sentimientos de rechazo y
violencia, la muerte de conservadores y liberales generaron episodios
vergonzosos que terminaron por tocar poblaciones como Ocaña, El Carmen, (a
robar al Carmen) y otras más.
En Ocaña algunas puertas del
barrio El Carretero aun muestran huellas de machetazos y plomo entre contradictores en la época en
que era un peligro llevar el “trapo rojo” o contar a qué partido se pertenecía.
La historia nos cuenta que los
partidos liberal y conservador en
Colombia se nutrieron del mito de su
origen: derivando éste de los héroes como si la conciencia de mediocridad, de
vacilación y de falta de perspectivas de los conductores presentes, tuviera que
ser legitimada originariamente por Bolívar y Santander. El mito sirve así para
justificar una práctica que se valida a
posteriori, en forma deductiva, con postulados, reales, o supuestos, emanados
de los fundadores de la "nacionalidad", de la patria y por lo tanto
válidos porque proceden de éstos y se confunden con aquélla, por supuesto fuera
de todo contexto.
Pero también es preciso separar, tanto en los partidos políticos como
en los hombres, la práctica real de la representación que de ésta ellos se
hacen. En la práctica, en Colombia esto no ha sido así, pues con el mismo
nombre y con la misma búsqueda de legitimación ideológica, el partido liberal y
el partido conservador han modificado su doctrina de acuerdo con las
circunstancias coyunturales, nacionales o internacionales, según las tácticas
de gobierno u oposición, o al impulso fugaz del movimiento electoral. En el
liberalismo, pero bien, hagamos memoria! por ejemplo, poco tienen que ver las
ideas programáticas presentadas por Ezequiel Rojas en 1848 con las agitadas, en
el tercer decenio de este siglo, por Alejandro López, o diez años después por
Jorge Eliécer Gaitán. De la misma manera, bien poca es la cercanía entre el
pensamiento conservador de Mariano Ospina Rodríguez en 1849 y la prédica
fascista del grupo de los Leopardos hacia 1936, o de los principios
corporativos que Laureano Gómez quería implantar en el proyecto de Constitución
Nacional, en el año de 1953.
Para colmo de males, después
de la violencia bipartidista apareció producto de esta, la guerrilla liberal,
casi al mismo tiempo el socialismo, sindicalismo, “Los pájaros” “los
chulavitas” “ Chusmas” hasta que se “repartieron” el poder en el llamado
“Frente Nacional” mientras la pobreza hacia lo suyo en el país, caldo de
cultivo para la guerrilla que encontró en los más humildes la razón para
emprender su lucha.
En la década del 80, se
recrudecería la violencia en la ciudad
en manos del EPL que realizo su accionar delincuencial y dejo como resultado el
desplazamiento de comerciantes y sus familias a ciudades como Bucaramanga y
Bogotá y en momentos en que el Estado a través de su policía llevaba sus
prácticas de “limpieza”.
La historia no miente y quien
no la conoce esta llamado a repetirla, los 90 también presentaron su “lunar” la llegada
del “paramilitarismo” o autodefensa acrecentó el caos y puso en jaque la
institucionalidad creados para contrarrestar
el embate del ELN y EPL, (en ese entonces no se hablaba de las Farc)
luego tomo protagonismos con alias “Ruben Zamora” hoy sentado en la Habana en
búsqueda de llevar al país a un acuerdo y posterior Paz que podría ser
refrendado en las urnas, pero que no me extrañaría que en un país “guerrerista”
se votara por un no.
El “Uribismo” sectorizado en
el Centro Democrático ha tenido la mima responsabilidad en la debacle del país,
llevar a la gente hasta los odios no tiene carta de presentación, sobre todo
cuando se ha tenido un gobierno de 8 años caracterizados por agresión a lo
social, enriquecimiento de los mismos, detrimento del campo, ejecuciones
extrajudiciales. Peor aún es que en una ciudad como esta protagonista de
“falsos positivos” se logre una abultada votación, pasando de la solidaridad y
rechazo a la violencia al consentimiento con el cuento de que “ ya podemos ir a
la finca” (Ocaña ciudad de ganaderos) o ya podemos viajar, “al Rodadero”.
Criticar por otro lado la
propuesta de “Policia Rural” de la que se armo un escándalo mediático en
Twitter liderado por simpatizantes del Uribismo, significa el desconocimiento
de Paz a nivel internacional, prefiero
que primero lea sobre gendarmería en los procesos de pos conflicto. Pregunto,
¿Quién es más delincuente El policía que
acepta sobornos y es corrupto o un desmovilizado que ingresa a un organismo del
estado? Ahora bien en el proceso de desmovilización de los paramilitares no se
tuvo en cuenta el futuro de sus miembros, algunos de ellos de nuevo en la práctica
delincuencial arropados en la palabra “Bacrim”.
Con tantos odios y de los
males políticos, hoy tenemos que soportar la corrupción, combustible de muchas
cosas por lo que concluyo que es mejor mantener una razón critica antes que
caer en manos de la promotora del desastre.
La Política solo debe
encargarse de la solución de los problemas sociales, centrar sus esfuerzos en
la búsqueda de la igualdad rompiendo la iniquidad, esta más peligrosa que las
demás, porque mientras exista pobreza existirá
la oportunidad para manipular.
Aplaudo la idea del Frente
amplio por la Paz para llamar al EPL al proceso de diálogos, de igual forma
acelerar el que se ha iniciado aunque poco se conoce, con el ELN.
La Paz no tiene reversa, los
politiqueros si.
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