“Hacer la guerra con los hijos ajenos es muy fácil”, dijo en
campaña el Presidente Santos, incrementarla a través de un computador también
es fácil. El asunto es que lo que el gobierno busca desde hace dos años es la
terminación de un conflicto de más de 50, un conflicto que ha desangrado al
país y nos ha dejado la cifra de 8 millones de víctimas para ello se ha reunido
en Cuba con el ánimo de adelantar una
agenda de la cual faltan dos puntos, en un terreno donde nunca antes se había logrado
tanto.
Ocaña por ejemplo soporta unas 19.000 víctimas de
desplazamiento y si no me cree vaya a los barrios marginados y escuche las
historias, Ocaña la ciudad solidaria ha acogido a miles de personas que huyen
de una guerra ajena, sufren además del abandono estatal y otros apenas se
enteran que existen mecanismos para
hacer valer sus derechos.
El gobierno ha decidido continuar con las operaciones
ofensivas porque la “tregua” es unilateral, es decir la guerrilla ha permitido
que se le persiga pero también ha hecho la salvedad que podrá defenderse, en un
juego en que las decisiones “tímidas” se han venido tomando con el afán y la presión de los medios nacionales que en
ultimas han incidido en que no lleguemos a una tregua que comprometa a los dos.
El peligro radica en el afán amarillista de los medios y en
el desespero político de una ultraderecha que “come del muerto” en búsqueda de
mover al país de “emociones”, para lograr avivar el espíritu guerrerista de los
colombianos, que al final pone la cuota de sangre, porque los hijos de los
políticos y gobernantes no van al combate. Este país no ha entendido que detrás
de la guerra se hace un gran negocio, es por eso que vemos a Senadores ayer ex
presidentes, y hablo de Uribe en sepelios de colombianos comunes a quienes
llamamos soldados. Catalogado mas como un acto de “sin escrúpulos” y cinismo
del que ya estamos acostumbrados cuando sabemos que en sus dos periodos se
realizaron más de 5000 ejecuciones extrajudiciales (cifra de hoy), una palabra “bonita
“para llamar los falsos positivos y en donde en su periodo de seguridad
democrática ni con el 18% del presupuesto logro acabar con la guerrilla.
El problema de Colombia es que le pusieron nombre de
políticos a la guerra y a la Paz, y a nosotros nos pusieron bajo las emociones
de los noticieros y bajo los expertos informáticos al servicio de los grupos
políticos lanzando improperios y hasta “madrazos” por el simple hecho de
analizar desde un punto neutral lo que sucede.
El problema también es de la memoria de “gallina” que
tenemos.
Entre 2002 a 2010 morían en promedio 13 soldados por semana
por 8 años ¡hágame el favor!.
Pregunto ¿acaso Uribe fue al sepelio de las víctimas de la
masacre de El Aro?
¿Fue al de las de El Salado? ¿Siquiera lamento los hechos
públicamente? No! Como tampoco se pronuncio sobre los falsos positivos que nos
enmarcaron hasta en el derecho internacional y nos hicieron quedar en vergüenza
y en los cuales cayó hasta un ex alcalde me imagino que en su buena fe para
decir que eso no ocurría en las fuerzas militares y dejando lo grave del asunto
a expresar que los cuerpos habían reposado en un cementerio legal pero lejano
del casco urbano.
Mientras exista el afán de la campaña, vendrán más
pantallazos con campesinos, soldados, deportistas, y todo lo que mueva el
adolorido corazón de los colombianos mientras ellos hacen su fiesta de
contratos, negocios, y piensan en qué forma se van a repartir las alcaldías y
los puestos burocráticos pero eso sí, con la ayuda de los de abajo quienes son
los que como “zombis” van el día de elecciones a asegurarles el puesto.
¡Increíble!
El mismo dolor que expresaron más de uno de ustedes con el
caso del Cauca debieron haberlo expresado con los niños Wayuu que han muerto y
seguirán muriendo por falta de agua, lo mismo con los indígenas del Cauca “presos” en una
guerra que no les pertenece y de la cual también son víctimas, pero como no son
soldados…
Para recordar nada mas, durante los dos primeros años del cese
al fuego con los paramilitares se cometieron más de 40 masacres, más de 2500
asesinatos y desapariciones pero nadie se paró de la mesa ¿Por qué?
Debemos dejar eso de que “es mejor morir en combate que en
una falsa Paz”, es mejor no morir leyendo un libro y estudiando, “apoyar el
proceso de Paz no es apoyar la guerrilla es querer que se acaben las putas
FARC” “el dolor y respeto por los muertos van de la mano, por eso los
familiares nunca son quienes publican fotos de los cadáveres”, la justicia
social es muy cara por eso el Estado prefiere dar plomo, o pretenden seguir con
esta barbarie que Uribe no pudo acabar en 8 años, por lo pronto creo que si
usted sigue pensando de la misma manera en que lo hizo la semana anterior, a
usted lo esperan unas botas y un fusil para poder encarar lo que es fácil de
criticar desde un computador, prepare sus hijos y apréndase el Himno Nacional,
“el comando más cercano lo espera” amigos, Colombia en surcos de dolores y el
bien no germina nunca….hasta la próxima
Adenda: La banalidad en la que se desarrolla la Academia en
la “Pacho”, es proporcional a la disputa por una integración, la que tiene más
importancia que los mismos problemas que padece la Alma Mater.
Aclaro no soy de izquierda ni de derecha, soy más que un
digestor de ideas, esto lo hago porque es común que se le señale como
simpatizante de uno o de otro, pero pregunto ¿de qué sirve pertenecer a los
grupos que en poco o nada le han aportado al país? ¿En cuál institución podemos
creer? ¿Usted define la calidad de su candidato conforme a su bienestar o
conveniencia?
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